martes, 17 de marzo de 2009

EL AMOR DE DOS ESTRELLAS


La mitología de China antigua nos dice que las estrellas que estaban en el cielo eran los dioses. Según la mitología, en el cielo había un palacio muy grande, los dioses vivían en allí, y mandaban la vida de la gente. Entonces, había dos jóvenes, una chica se llamaba Zhi’nü y un chico se llamaba Qian’niu. Ellos se enamoraban. Pero en el mundo de los dioses, no estaba permitido el amor. Cuando la reina sabía que ellos se enamoraron, se enfadó mucho. Ella era la abuela de Zhi’nü. Ella decidió separarlos y les castigó. Ella transformó al chico en un hombre normal que sólo podía vivir en la tierra, no podía volver al cielo. Zhi’nü tenía que trabajar todos los días, no podía descansar. Su trabajo era utilizar el telar para tejer las nubes con un tipo de hilo precioso. Las nubes podían convertir sus colores dependiendo del tiempo y las estaciones. Las nubes eran la ropa del cielo. La pobre chica tejía las nubes todos los días para pedir la clemencia de su abuela. Quería que el chico pudiera volver al cielo.


Un día, algunas amigas de Zhi’nü querían viajar a un lugar de la tierra que se llamaba el lago del Loto. Ellas pidieron permiso a la reina, y también querían que Zhi’nü pudiera ir con ellas. Con mucha suerte, las chicas consiguieron el permiso de la reina.


El pobre chico vivía en la tierra desde que salió del cielo. Él olvidó todas las cosas sobre su vida pasada. Sólo sabía que era un campesino que vivía en un campo pequeño con su amigo, que era un toro viejo. En realidad, este toro también fue un dios como Qian’niu. Entonces, él pidió a la reina excusar a Qian’niu. Pero a la reina le parecía que tenía que castigarle también. Le transformó a él en un toro viejo, pero él no olvidó tanto como Qian’niu. El día que las chicas fueron al lago, el toro viejo le dijo que tenía que ir al lago del loto, que había unas chicas que se estaban duchando. Tenía que robar la ropa roja, después, la chica que llevaba la ropa roja sería su esposa. La chica se sorprendió mucho. Él fue al lago y esperó a las chicas. Por unos minutos, vio que unas chicas llegaban allí y se sorprendió mucho porque las chicas podían volar, y creía que eran hadas. Cuando ellas se duchaban, el chico robó la ropa roja. Después, las chicas vieron al chico, se vistieron muy rápido y se fueron. Pero Zhi’nü no podía salir porque no encontró su ropa. Cuando iba a enfadarse, reconoció al chico, que era Qian’niu. El chico le preguntó que si quería casarse con él. Zhi’nü estaba muy contenta y le dijo que quería casarse con él.


Después de casarse, la vida era muy feliz, tenían dos hijos, un niño y una niña. Los hijos eran muy monos. Tenían una familia bastante feliz. Ellos creían que podían vivir siempre así.


Un día, cuando la reina supo todas cosas de ellos, se enfadó mucho. Envió los soldados al campo donde ellos vivían y fueron a condenar a Zhi’nü. El mismo día, cuando Qian’niu estaba trabajando en el trigal con el toro viejo, el toro habló con el chico otra vez. Le dijo que el toro fue a morir, después de morir, peló su piel y cuando se cubría con esta piel, podía volar como las hadas. El toro murió, el chico volvió a casa, le dijo a su esposa que el toro había hablado con él. La chica se sorprendió mucho. Ella sintió que unas cosas malas iban a ocurrir. Ellos pelaron la piel del toro. Pusieron el toro dentro de la tumba. Cuando ellos volvían a casa, los soldados de la reina condenaron a la chica. Salieron de la tierra y volaron hacia el cielo. La chica no podía resistirse ni pedir clemencia. De repente, ella oyó la voz de su marido. Volvió la cabeza, miró a su marido y a sus hijos que llevaban la piel del toro. Estaban volando hacia el cielo. Ellos se acercaron a Zhi’nü. Pero la reina puso un río muy grande entre Qian’niu y Zhi’nü. Ellos no podían cruzarlo. La chica contemplaba a su marido y a sus hijos. Ellos estaban muy tristes, y los niños estaban llorando. Los dioses y los soldados miraron a esta pobre familia, creían que separar a la familia era muy cruel. Muchos dioses y muchas hadas aconsejaron a la reina que los personara. Entonces, la reina decidió que el chico y los niños podían quedarse en la otra orilla del río y el día siete de julio (calendario lunar) podían reunirse cada año.


Desde entonces, en la noche, cuando nosotros miramos el cielo, podemos ver un río muy largo y muy ancho. Ahora, el río tiene un nombre nuevo: Vía Láctea. Y también podemos mirar una estrella clara que está en la orilla del río, y en la otra orilla, hay tres estrellas, una es grande, y las dos otras son pequeñas. En China, las dos estrellas se llaman Qian’niu y Zhi’nü.


Depende de la mitología, el día siete de julio (calendario lunar) de cada año, las urracas se reúnen, hacen un puente encima del río para la pobre familia. Ellos pueden reunirse en el puente. Se dice que la noche del día siete de julio de cada año, si estás detrás de la vid, puedes oír que la chica está hablando con el chico.


Ahora el día siete de julio (calendario lunar) es una fiesta tradicional en China, como el día catorce de febrero (calendario solar).


No hay comentarios:

Publicar un comentario